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Concepto y epidemiología de la obesidad

La obesidad se define como un excesivo acumulo de grasa corporal.

Esta definición entraña un concepto muy importante, que hace referencia a que la obesidad implica un aumento de la parte grasa, o lo que también llamamos el compartimento graso del organismo, que curiosamente tiene una densidad menor que la masa magra (tejido muscular y óseo).

Aunque en la mayoría de casos los pacientes obesos presentan un peso corporal superior al normal, esto no es necesariamente así en todas las personas. En otras palabras, algunas personas poseen un exceso de peso debido a un aumento en el contenido de su masa magra. Esta condición nunca debe calificarse como obesidad. Estas circunstancias son frecuentes en deportistas de élite, que alcanzan un gran desarrollo muscular a expensas del cual incrementan el peso, sin que ello conlleve un aumento del tejido graso o adiposo, que es el factor definitorio de la obesidad. Por el contrario, otras personas presentan un peso normal, pero poseen un porcentaje de grasa corporal superior al establecido como normal, y así, son obesos sin exceso de peso propiamente dicho. 

Este concepto, basado en la cuantificación de los compartimentos corporales, tiene una importante trascendencia médica. La mayoría de complicaciones que se asocian a la obesidad deben su existencia al exceso del compartimento graso, que es el que debe eliminarse de la forma más selectiva posible para obtener un resultado favorable desde el punto de vista de la salud.
       Así pues, en sentido estricto deberíamos conocer la composición corporal de las personas antes de otorgarles el calificativo de “obesas”. Sin embargo, en la práctica rutinaria los parámetros que definen la existencia de obesidad se basan en la estimación del peso corporal, dado que, en general, las personas obesas poseen un aumento muy desproporcionado de masa grasa que se asocia con la normalidad o el leve incremento de la masa magra. Esto quiere decir que los obesos, por norma general, tienen exceso de peso.

          A medida que avanza la edad se favorece el acúmulo graso y su distribución abdominal, fenómenos ambos que aumentan la probabilidad del desarrollo de complicaciones cardiovasculares (hipertensión arterial, angina de pecho, infarto de miocardio), metabólicas (diabetes, hipercolesterolemia), así como el desarrollo de algunos tipos de cáncer (mama, colon, etc).

Existen una serie de factores que influyen en la tasa de prevalencia de la obesidad:
  • Sexo. La prevalencia de obesidad es superior en el sexo femenino, en cualquier grupo de edad.
  • Edad. A medida que avanza la edad, la prevalencia de obesidad aumenta hasta los 50-65 años, época en que la tasa se estabiliza. La obesidad infantil predispone a la obesidad en la etapa adulta, de donde se deduce la importancia de prevenir y tratar la obesidad a edades más tempranas.
  • Factores socio-culturales. La prevalencia de obesidad se encuentra muy influenciada por elementos ambientales. Entre ellos, destacan los factores económicos, sociales y culturales. En general, la obesidad es más frecuente en niveles económicos bajos, y en los colectivos con menor nivel cultural, que carecen de conocimientos acerca de las recomendaciones dietéticas saludables. No obstante, en estas comunidades se entremezclan factores nutricionales.
  • Factores nutricionales. Algunos estudios han puesto de manifiesto que factores tales como la sobreingesta, o sobre todo el mantenimiento de una dieta rica en grasas, se asocia con el aumento de la prevalencia de obesidad observado en estudios poblacionales.
  • Actividad física. En España y en otros países, tanto de habla hispana como europeos, existe una relación lineal entre obesidad y sedentarismo. Es llamativa la relación entre el tiempo dedicado a ver televisión y la evolución de las tasas de obesidad.
  • Factores genéticos. Aunque existen evidencias clínicas de la participación dela genética en el desarrollo de la obesidad, no se ha encontrado aún el gen o grupo de genes responsable de la enfermedad. La identificación de la leptina, hormona producida por las células del tejido adiposo, creó expectativas en este sentido. Sin embargo, las mutaciones del gen que regula la leptina son extraordinariamente raras en humanos, aunque cuando ocurren producen obesidad extrema. Los resultados realizados en personas adoptadas indican que la influencia de la herencia supone un 30%en el desarrollo de la obesidad, mientras que en gemelos la heredabilidad explica un 74% de la variabilidad en el depósito graso.

   Epidemiología de las complicaciones asociadas a la obesidad

            Existe una clara asociación entre la magnitud de la obesidad y el riesgo de desarrollar complicaciones, que contribuyen de forma determinante a empeorar la calidad de vida y a acortar las expectativas de la misma del paciente obeso.

  • Hipertensión arterial

La obesidad constituye un factor de riesgo para el desarrollo de la hipertensión arterial. Los mecanismos implicados son múltiples, aunque no del todo bien conocidos. Hasta un tercio del total de personas con hipertensión arterial, deben esta condición a la obesidad acompañante. La reducción de peso disminuye significativamente las cifras de tensión arterial en estos pacientes.

  • Enfermedad Cardiovascular

La obesidad es por sí misma un factor de riesgo vascular, que se ve potenciado por su asociación con otros factores como son diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemia (elevación del colesterol o los triglicéridos) y alteraciones en la coagulación de la sangre. La obesidad se asocia a mayores prevalencias de insuficiencia coronaria y enfermedad vascular cerebral. La mayor tasa de enfermedades cardiovasculares se manifiesta ya a partir de índices de masa corporal superiores a 25kg/m2. La distribución abdominal de la grasa favorece, en general, las complicaciones cardiovasculares y metabólicas de la obesidad.

  • Diabetes Mellitus

La obesidad favorece el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 porque promueve la insulinorresistencia, que es uno de los elementos causales de la alteración en el metabolismo de los carbohidratos. El riesgo de desarrollar diabetes en personas obesas oscila entre 2,9 y 10 veces más, que respecto a lo que sucede en la población no obesa. Otras influencias genéticas y ambientales explican esta dispersión. El riesgo en índices de masa corporal superiores a 40kg/m2 es muy superior al que se advierte en índices en torno a 25kg/m2.

  • Hiperlipemia

La obesidad favorece el aumento de colesterol y triglicéridos, que son factores reconocidos de riesgo vascular. El exceso de grasa reduce la concentración de HDL-colesterol (bueno) y aumenta los niveles de LDL-colesterol (malo). Por cada 10% de aumento sobre el peso ideal, el colesterol aumenta en 12mg/dl.

  • Enfermedades Respiratorias

La obesidad mórbida, es decir, la de mayor grado, se asocia con frecuencia al síndrome de apnea del sueño, que es responsable de disminuciones bruscas del nivel de oxígeno en la sangre durante la noche y aumenta el riesgo vascular. En grados extremos se produce la llamada “insuficiencia respiratoria restrictiva”, que posee efectos muy negativos sobre la función cardíaca.

  • Neoplasias

Se ha demostrado asociación entre obesidad y cáncer de mama en mujeres con antecedentes familiares. También existen datos que relacionan la obesidad con el cáncer de colon y próstata.

  • Litiasis Biliar

La colelitiasis es 3 o 4 veces más frecuente en la población obesa, especialmente en la de sexo femenino

  • Alteraciones articulares

La probabilidad de artrosis de rodillas es 4 veces superior, y la de artrosis de caderas 2 veces mayor en la población obesa que en la no obesa. La disminución de dos unidades de índice de masa corporal, reduce en un 50% el riesgo de artrosis de rodillas.



Los datos epidemiológicos actuales son indicativos de la magnitud del problema que la obesidad representa para la salud pública, tanto desde el punto de vista estricto de la salud como en lo que respecta al coste económico a que da lugar. Esta información debe sensibilizar a los diferentes estratos de la sociedad, para que se pongan en marcha medidas tanto a nivel personal como colectivo, que permitan revertir la tendencia creciente del problema y la de sus complicaciones derivadas.


Fuente: RODRIGUEZ, Javier Salvador; CABALLERO, Eduardo (et al). Salud Para todos, Obesidad. Everest


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